IV.- ¿Qué cosa
es el espacio expansivo? (Última actualización: 10-06-2017) Al hacer sucesivas actualizaciones, he ido comprendido que el
contenido del capítulo dedicado esencialmente al espacio, en su origen
abordaba demasiados temas y resultaba tan prolijo como innecesario para el
lector. He acabado por reducirlo al único tema que constituye una auténtica
novedad, una de las dos básicas novedades de las contenidas en este libro,
junto a la espiral plana. Creo que quizás nadie se ha aventurado tanto en desentrañar
el enigma de la obra creadora, puesta a disposición del hombre: ¿Qué cosa es el espacio expansivo? En el capítulo primero han quedado anunciadas una serie de
novedades, a cuál más trascendente en el ámbito de la cosmología. Pero ha
sido al cambiar la naturaleza y geometría de la expansión, cuando el edificio
ha sido reemplazado por otro que nada tiene que ver con el que, hasta ahora,
viene enseñándose en las aulas. Y entre esas novedades un concepto atrayente,
verdaderamente atrayente, como enseguida comprobarás: ¿En qué consiste el espacio? ¿Está seguro el lector de saber
realmente lo que es el espacio del universo en el que habita? Creo que lo más probable es que no lo sepa. Pero no es para
deprimirse. Los astrofísicos tampoco lo saben. La única diferencia de ellos
con Newton (siglo XVII) es que éste creía que el
espacio era infinito y que en su interior se desarrollaba el universo,
mientras que los científicos de hoy ya saben que el espacio no es infinito,
que es algo inherente al universo y que solamente llega hasta donde llega el
universo…… Pero, por lo demás, idénticos. En los tratados de cosmología sigue
uno tropezándose con el mismo espacio vetusto y pasivo de siempre, de
idéntica naturaleza que el de Newton, es decir, de la naturaleza estática de
un absoluto. Amén de básico, lo novedoso del concepto que voy a exponer sobre lo
que es realmente el espacio consiste en que, aunque ya estaba (sólo de forma
implícita) en el continuo
espacio-temporal de Einstein, nadie (ni Einstein) se ha parado a analizarlo debidamente, a
explicar su naturaleza; o, al menos, este autor no lo ha encontrado en
ninguno de los libros consultados de cosmología. No sé si algún experto
sonreirá al comprobar luego a qué estoy refiriéndome; pero, en ese caso,
resultaría patente que los cosmólogos no han leído previamente a ese experto,
porque repito: me he tropezado en los libros de astrofísica con una
concepción absolutamente anticuada de en qué consiste el espacio que se
expande. Y a ello voy. La expansión
por distensión interna El espacio y el tiempo absolutos, los de la concepción newtoniana y
clásica, como marcos estables y eternos, dentro de los cuales se pensaba que
se desarrollaba el universo, no existen. Desde A partir de ese momento inicial, el de la segunda Singularidad, en
el que la energía se transformó en materia, el universo no ha parado de
desarrollarse, de expandirse. La pregunta, entonces, es inevitable: ¿Qué ha sucedido con el espacio mientras?
El concepto generalizado, el que puede leerse en cualquier cosmología, es exactamente
el mismo que tiene cualquier ciudadano: el movimiento de expansión, en su “avance
hacia fuera”, ha ido creando el espacio universal tan gigantesco que
hoy tenemos delante. El concepto de la ciencia no ha superado, en nada, al de
cualquier ciudadano: el universo crece y va dejando espacio a su paso...... Pues
no. Nada tan lejos de la realidad. ·
Un espacio concebido como
el resultado del avance de la expansión es, por definición, un espacio
inerte, como lo es toda cosa ya acabada que va quedando atrás. ·
La imagen de un
espacio así es bien sencilla e incontrovertible: cuando el universo se
expande desde una dimensión cualquiera "A" hasta una nueva
dimensión "B", lo único que hace es crear y añadir al
espacio ya existente (A) la nueva franja de espacio “A-B”, que a su vez
queda, como el anterior espacio “A”, inmóvil, estático, acabado. ¿No es así? Pues no, nada de esto es cierto. Me atrevo a denunciar que, aunque
la astrofísica actual conoce la existencia del continuo espacio-temporal einsteniano, nunca ha sabido interpretar, en toda su
profundidad, el fenómeno, como tampoco supo hacerlo ni siquiera el propio
autor (lo cual ya es habitual, Einstein descubría
muchas cosas por puros desarrollos matemáticos, pero no era capaz de comprender
nunca lo que había descubierto). Descubrir el espacio-tiempo como una única
realidad de cuatro dimensiones, está muy bien con la tiza en el encerado, pero
comprender que el concepto del espacio, como algo inerte, al
unificarlo con lo que es puro dinamismo (el tiempo que fluye), se
convierte también en cosa viva que fluye, eso ya no es tan fácil. Para
ser sabio hace falta algo más que dominar la física. Prueba de lo dicho en el párrafo anterior es que, el único escenario
en el que se sigue relatando el desarrollo de todos los fenómenos, sigue
siendo el de siempre, el mismísimo sobre el que trabajaba Newton, con la
única diferencia de que, en vez de tratarse de un espacio que ya existía fuera
y lo que hacía la expansión era “conquistarlo” (Newton), ahora se trata de un
espacio que es creado por la propia expansión y añadido al ya existente (Einstein). Pero en ambos casos igual de inerte y estático.
Aunque la astrofísica actual ha dejado
atrás la concepción del espacio absoluto de Newton, de hecho sigue
concibiendo el espacio como Newton, puesto que lo considera estático. 1) Desde 2) Hemos quedado en que universo y
espacio-tiempo es lo mismo, es una sola cosa. No obstante, para no perder el
tiempo en discusiones estériles, supongamos que el espacio-tiempo no es lo
mismo que el universo, supongamos que solamente es una propiedad del
universo. Aceptado. Pero entonces es inevitable que, si en el Origen estaba
contenido el universo entero (en potencia), forzosamente estaba
también entera su propiedad, el espacio-tiempo, y que si el universo
ha ido desplegándose, con él ha ido desplegándose también ese espacio-tiempo
que estaba entero en él desde el comienzo. El espacio universal no es algo que va
“creando” la expansión y que va quedando atrás, hecho e inerte. El espacio ya
estaba todo él comprimido en el Origen y lo que hace es desplegarse, igual
que el tiempo, igual que todo lo universal. 3) La idea (errónea) del espacio cósmico como
magnitud que se crea por la expansión y se añade continuamente al espacio ya
existente anterior, presupone, necesariamente, la existencia de
"algo" situado "fuera", a cuya costa se crea el nuevo
espacio del universo, lo cual sabemos que carece de fundamento. De existir
fuera alguna realidad, nunca será una magnitud, porque, en tal caso, formaría
ya un solo universo con el nuestro. 4) Y si aplicamos esta idea, en vez de al
espacio, al movimiento que supuestamente lo “crea”, ocurre lo mismo. Un
movimiento que se desplaza "fuera" de los límites del
universo, en cada momento, para añadir nuevo espacio, presupone,
igualmente, la existencia de una realidad exterior que sea también finita y susceptible
de ser invadida por ese movimiento, lo cual acabamos de decir que es
insostenible. Se considere como se considere, el final siempre es el mismo: el
espacio universal no es algo que va creando el movimiento de expansión y
dejándolo atrás como cosa ya hecha, acabada, inmóvil; no es así, el espacio
estaba desde el principio entero en el Origen y lo que hace es desplegarse, fluir como fluye el
tiempo, en una expansión que es interna, en su propio seno. Se trata
de un cosmos que crece dentro de sí mismo por distensión, por dilatación.
Fuera, nada existe. Con una imagen plástica, sin duda, se entenderá mejor lo dicho: ·
Supongamos un cuerpo
sumamente elástico; más aún, elástico sin límites, infinitamente elástico
(puesto que se trata de una pura hipótesis), y supongámoslo anclado a un
punto fijo, que representaría, en este caso, el origen, ·
Si reproducimos lo
que está ocurriendo con la expansión mediante la acción de tirar del
elástico, lo que sucede no es que este elástico vaya creando y añadiendo
partes nuevas a las que ya tenía (sus partes constitutivas son siempre las
mismas), lo que ocurre es que todo el cuerpo se estira, todas sus partes “dan
de sí”, aumenta el elástico de dimensión a costa de que todos sus puntos
se desplazan dentro de él, separándose cada vez más unos de otros. ·
Esta clase de espacio
es el del cosmos. Esta clase de espacio es el que explica tantos fenómenos
hasta ahora observados y nunca justificados; como es, por poner un ejemplo
significativo, el alejamiento de las galaxias entre sí a mayor velocidad
cuanto mayor es la distancia. En el espacio cósmico, nada se mueve
por sí mismo ni por la actuación de ninguna fuerza, todo es movido por la
distensión interna del espacio que fluye en su propio seno. Dos aclaraciones: o
La primera es que
este modelo de espacio (que es lo mismo que decir de universo) por
distensión, es el único que garantiza la vinculación permanente con el Origen.
El modelo de espacio por explosión, lo que hace es despedirlo, lanzarlo,
desvinculándolo del Origen y creando entre ambos, entre el universo y su
punto inicial, un vacío interno que no es universo. o
La segunda es que no
es posible rebatir este concepto bajo la excusa de que, en definitiva, sea
por creación o por distensión, en ambos caso se trata de lo mismo, de la
aparición de más espacio, olvidando la diferencia radical de un caso al otro: Antes se trataba de un espacio nuevo, creado,
añadido al final del ya existente. Ahora se trata de un espacio que ya existía,
simplemente comprimido (como todo el universo), y que aumenta dentro de su
propio seno, se despliega. El cuerpo elástico puesto como ejemplo, del cual
tiramos, sigue siendo el mismo de antes; todo entero estaba en el origen y
todo entero sigue estando en cada momento del estiramiento. Lo que hace es distenderse,
alcanzar una mayor dimensión a base de separarse continuamente todos sus
puntos unos de otros. Los que antes, en el origen, estaban todos juntos, han
pasado a distanciarse cada vez más en la misma unidad de tiempo. La enorme trascendencia de esta nueva concepción del espacio por
fluencia interna, consiste, como queda dicho, en que, con un espacio así, ya
no se precisan fuerzas que expliquen la causa de los movimientos. El universo
ya no precisa de fuerzas, el universo vive y se mueve en su interior por su
propia naturaleza. Hasta ahora, la ciencia venía pensando que era la materia,
al ser movida por fuerzas, la que, al progresar, iba creando espacio a su
paso. En este nuevo universo es justamente al contrario, no necesita de
fuerzas, es él mismo el que, al distenderse, arrastre a la materia consigo y
la transporta, no porque el espacio sea una “fuerza” (que no lo es), sólo porque
consiste en el camino natural y único de la expansión curva. Hasta ahora, el universo precisaba de
fuerzas que moviesen a la materia y fueran creando espacio nuevo. Mi universo
no precisa de nada. Al desplegarse dentro de su propio seno, se despliega
junto con la materia que en él habita. Antes he aludido al célebre fenómeno, descubierto en su día por Hubble, sobre la particularidad de que el movimiento de
alejamiento entre las galaxias, es más veloz cuánto más lejanas están unas de
otras, y ahora lo traigo de nuevo como prueba que confirma la naturaleza
elástica del espacio universal que aquí presento. Por supuesto que, cuánto
mayor sea la distancia entre dos galaxias, mayor será la velocidad de
alejamiento entre ambas, ya que, en la misma unidad de tiempo, se produce la
suma de los alejamientos entre sí de todos los puntos intermedios situados
entre ambos. Sin embargo, este mismo hecho, confirmatorio de mi teoría, ha
conducido a la aparición de una tesis absurda: suponer que el universo tiene
la forma de una superficie esférica, semejante a la de un globo hinchable. Ciertamente, en la superficie de un globo que
se va hinchando ocurre que sus puntos se alejan, unos de otros, cada vez a
mayor velocidad, pero a costa de suponer el universo como sólo una
“superficie esférica”, lo cual ya se sabe que no lo es, y a costa de desvincularlo
totalmente de su Origen (el centro de la esfera), como ocurre con cualquier
objeto lanzado, que va separándose de la mano de quien lo lanzó. Y en medio……
¿Qué queda? Porque aquí no estamos
hablando de algo que se arroja, estamos hablando del cosmos. ¿Qué queda en el interior de esa
hipotética superficie esférica? ¿Un vacío infinitamente más grande que el
propio cosmos? ¿O quizás la nada? ·
Esta hipótesis del
“globo hinchable” es la que corresponde a la
concepción del origen como una explosión (el Big Bang), la cual, como toda explosión, se produce en todos
los sentidos y engendra una superficie esférica que se va alejando del origen,
sin conservar ningún vínculo con él, literalmente como algo que es despedido,
que es arrojado. ·
Tal hipótesis, por
tanto, vulnera principios ya aceptados, contraviene la naturaleza del espacio
y produce una imagen absurda del universo : 1.
El cosmos no tiene
forma de superficie esférica, tiene forma plana. Y esto no consiste en
una tesis, es un hecho ya comprobado por la ciencia. 2.
El concepto expansión
corresponde a algo que se dilata, que aumenta de tamaño, que se
distiende, lo cual no es aplicable a lo que es simplemente arrojado en una
explosión. 3.
Por consiguiente,
sólo un modelo de universo que va dilatándose desde el instante cero, es
decir, aumentando de tamaño sin perder la posición inicial de unión con el
origen desde el cual partió, es el que se expande. Pero el que consiste solamente
en la superficie de una esfera y ha dejado, entre él y su origen, toda la esfera
vacía, ese universo no se ha expandido, ha sido lanzado desde el origen (explosión). 4.
Ese alejamiento de la
superficie esférica respecto a su origen en el centro de la esfera, iría
dejando tras de sí un vacío, una tierra de nadie, algo que no sería
universo, produciendo un modelo absurdo y difícilmente explicable. En la teoría que defiendo del cuerpo
elástico, por el contrario, no cabe tal posibilidad, el universo se
distiende, de forma indefinida, sin abandonar por ello el anclaje desde el
que comenzó a distenderse: el centro de la espiral plana. La singularidad,
ese punto mágico desde el que partió el milagro cósmico, sigue y seguirá
ocupando el centro del universo, el instante cero. Alguien puede objetar
que todo esto está muy bien, pero que una teoría, o se cuantifica
matemáticamente o no tiene ningún valor. Mi contestación no puede ser otra:
una cosa es la esencia de un fenómeno y otra muy distinta su cuantificación.
Confundir o identificar la naturaleza de algo con su mera cantidad,
constituye un grave error. Las matemáticas se ocupan únicamente de lo
segundo, de la cuantificación, pero lo primero es lo primero, lo primero es
tener el concepto claro (teoría) de cómo se
engendró y cómo se desarrolla lo que tenemos ante la vista, y vengan luego
las matemáticas a confirmarlo con números. La ciencia avanza a
impulsos de nuevas ideas, y las nuevas ideas son eso, ideas nuevas, teoría
posible, lo cual no obsta para que los matemáticos se pongan luego manos a la
obra. Este autor es un filósofo, no un matemático. Lo único que se le puede y
debe exigir es que su teoría este asentada sobre fundamentos sólidos y
claros. --------------------------- Esta
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(Imagen tomada del reportaje “El arte de fotografiar”)